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Pedro Sánchez echó a Ábalos
por lo oscuro de sus noches en Madrid y por un vídeo, a punto de salir, que
compromete a él y a Zapatero.
Nadie dudaba que habría
misterio en la destitución de Ábalos, pero tanta golfería como pasaron los
servicios de información del ministro, hasta yo lo ponía en duda. Una de las
ministras despedidas, tampoco le va a la zaga. Viajaba casi a diario a una
capital del Norte de España y cobraba los gastos de viaje, en caja antes de
salir, después los cobraba a la vuelta y como que no tenía altura, también los
cobraba como gastos en Presidencia.
Una cuestión «inexplicable» para informadores
y ciudadanos, políticos y gran parte del Consejo de Ministros, que se ha
rodeado de un inquietante secretismo y que, gracias a la imposición de la Ley
del silencio socialista, ha impedido que
hayan salido a la luz los motivos de la caída de José Luis Ábalos. Un «tema
tabú en el partido» del que «nadie se atreve a hablar» y que otros prefieren no
saber. Tan solo unos pocos conocen las razones y se atreven a verbalizarlas, no
sin antes bajar la voz y llevarse las manos a la cabeza. ketty garat,
periodista deTHE OBJECTIVE ha podido hablar con fuentes de primer nivel del
Gobierno, La Moncloa y el PSOE que revelan en exclusiva a este periódico el
secreto oculto tras la decisión del presidente del Gobierno.
Más allá de rumores
intangibles, especulaciones y el «ruido» en torno a su persona, hay sólidas
razones que explican el final político de Ábalos, el primer secretario de
Organización del PSOE forzado a marcharse por la puerta de atrás. Su dimisión,
a tres meses de su renovación natural en el 40º Congreso Federal, solo puede
entenderse por la dimensión de una amenaza que nunca se le ha comunicado al
propio interesado, motivo por el cual dice desconocer la causa y llamativas
circunstancias de su cese. En conversación con este diario, Ábalos niega cariz
político alguno en las informaciones sobre su persona, aspectos que él
considera puramente «personales», incluso los califica de «basura», por lo que
se ha negado a reunirse con THE OBJECTIVE para incorporar su versión de los
hechos que describen a continuación fuentes de máxima solvencia del Ejecutivo y
el PSOE.
«Ábalos era un animal
político y mediático, pero ha traicionado los principios socialistas. No ha sido
consecuente con ellos y nos ha defraudado. Es su incoherencia lo que nos duele
de Jose», explican a este periódico relevantes dirigentes socialistas
intentando orillar una cuestión insoslayable en toda conversación sincera: su
«modo de vida», «su doble vida», «oscura y caótica», y cómo ésta se convirtió
en un problema político de primer orden para Pedro Sánchez. El exministro de
Transportes de Sánchez se entregó a la vida nocturna, con «fiestas y mujeres en
locales y pisos privados en plena pandemia». No se había iniciado aún la nueva
normalidad y le llegaban al presidente las más sórdidas informaciones sobre las
andanzas de su antaño pretoriano socialista.
Los ‘informes’
extraoficiales
Las primeras advertencias
formales a Pedro Sánchez llegaron de miembros de su Gabinete. Según ha podido
saber THE OBJECTIVE, fueron informes «extraoficiales» que «procedían de
Interior», sobre la base de las hojas de servicio de los escoltas del ministro.
Hablaban de la frecuencia con la que el responsable de la cartera de
Transportes se movía «en locales privados donde entraban y salían mujeres.
Ábalos y Koldo no se escondían».
, su
exresponsable de seguridad en el Ministerio y hombre de confianza de Ábalos,
sigue siendo un misterio para el partido, donde aseguran que los rumores sobre
la vida disoluta del ministro «venían desde siempre», pero su declive no llegó
hasta la irrupción de este personaje, que ahondó en que «Jose perdiera el rumbo
y orden de su vida».
La «amenaza» de un vídeo…
Los primeros avisos en el
seno del núcleo duro de Moncloa convertían el «ruido» en un hecho tangible para
el presidente, documentos en los que se ponía negro sobre blanco el problema.
Y, a partir de ahí, las informaciones que llegaban a Moncloa empezaron a
multiplicarse: «Las enviaban por 20 vías distintas, pero siempre con el mismo
contenido». El entorno del presidente admite que la «amenaza» se intensificó
hace «unos meses». «Nos decían que había un vídeo que nadie ha visto y que no
sabemos si existe. Un vídeo en el que salían Ábalos y Koldo con mujeres».
Ninguna de las fuentes consultadas por este diario admite haber visto el
documento audiovisual, pero describen el clima interno de Moncloa como de una
«tensión extrema».
Hablamos de principios del
año 2021, cuando todavía estaba en vigor el segundo estado de alarma por la
COVID-19 que se aprobó el 25 de octubre de 2020 y concluyó el 9 de mayo de
2021. El contexto es importante porque «había restricciones en la hostelería» y
las correrías del ministro llegaban a oídos del presidente en un escenario de
llamamientos permanentes a la «responsabilidad de la ciudadanía», lo cual es
especialmente grave teniendo en cuenta que el ministro de Transportes,
Movilidad y Agenda Urbana había sido una de las autoridades delegadas del
primer estado de alarma, decretado entre el 15 de marzo de 2020 y el 21 de
junio del mismo año. Y la gota que colmó el vaso fue la fiesta en un Parador.
Una fiesta en un Parador
Según aseguran fuentes
socialistas a THE OBJECTIVE, «el presidente fue informado de la celebración de
una fiesta en un Parador. La habitación quedó destrozada y con restos de
todo…». La alerta llegó a Moncloa a través de un «intermediario» del entonces
presidente de Paradores, Óscar López, hoy jefe de gabinete de Pedro Sánchez.
López niega tajantemente haber informado al presidente, pero distintas personas
del entorno de Sánchez admiten conocer la información sobre la habitación de
uno de los establecimientos de la empresa pública Paradores de Turismo, hoy
dirigida por el ex número dos de Ábalos, Pedro Saura, ex secretario de Estado
de Movilidad y Agenda Urbana.
La reacción del presidente
del Gobierno fue iracunda. «Nos ha traicionado», llegó a decir Sánchez a un
colaborador cercano que relata el «enorme cabreo y decepción personal del
presidente», quien incluso se negó a dirigir la palabra a su ministro de
Transportes durante meses mientras se hablaba en la prensa de un
distanciamiento entre ambos sin causa aparente.
Los ‘topos’ del presidente
El tiempo iba pasando con
Ábalos ajeno a que las cúpulas del Gobierno y el partido lo miraban con lupa.
La cosa fue a más, «se le fue la mano» y se convirtió en un problema político.
A la falta de decoro que se le presume a un ministro del Gobierno se le sumaron
las «ausencias» de Ábalos, que se produjeron en paralelo al distanciamiento del
presidente. «La pregunta empezó a ser dónde estaba el ministro. Se le requería
en el partido y se excusaban con que estaba en el ministerio; y en el
ministerio decían que estaba en el partido». El abandono de sus quehaceres
llegó hasta el punto de que «quien realmente ejercía de ministro era Pedro
Saura». El presidente «estaba plenamente informado de ello» y fue testigo del
declive de Ábalos a través de sus «ojos en el Ministerio», su amigo personal de
la infancia, Iñaqui Carnicero, director general de Agenda Urbana y Arquitectura
y número dos de David Lucas en el Ministerio.
Pero el punto de inflexión
llegó cuando más que la ausencia, el problema fue la presencia. «Siempre estaba
cansado, dormido, bostezaba, llegaba tarde a las reuniones de la Ejecutiva y a
los Consejos de Ministros». Y ello se traducía en que «no estaba en ningún
tema, ni controlaba los suyos propios», como la Ley de Vivienda, que se aprobó
apenas tres meses después de su salida del Gobierno, o el escándalo Plus Ultra,
el polémico rescate a una aerolínea de capital venezolano del que «no tenía ni
puta idea» pese a que dos de los informes clave para concederle 53 millones de
euros salieron de organismos dependientes de su ministerio: Aviación Civil y la
Agencia Española de Seguridad Aérea (AESA).
Esto es solo la punta del
iceberg del ‘caso Ábalos’. Lo que se esconde bajo la superficie requiere de
varias informaciones que permitirán entender en su conjunto la crisis de
Gobierno de antes del verano. Pero, sobre todo, aportarán la «pieza que
faltaba» para comprender el final político del tótem de Pedro Sánchez, su
recolector de avales, su ‘señor Lobo’, su coordinador de campaña para las
segundas primarias, coartífice de la leyenda de la victoria frente al aparato
de Ferraz tras ser derribado por el Comité Federal y exporta voz y muñidor de
la moción de censura contra Mariano Rajoy. Se trata de una historia que va
mucho más allá de una pérdida de confianza o de la necesidad de pasar página
para una nueva etapa.
Comentarios
Pero como había el covid no se podía hacer en puticlub sino en hoteles privados
No tienes vergüenza. Cabronazo, chulo.