La Manifestación del 16A contra la mascarilla, test y vacunas, la pagó el Gobierno (orden de Pablo Iglesias)


La Manifestación del 16A contra la mascarilla, test y vacunas, la pagó el Gobierno (orden de Pablo Iglesias)


«Apología del contagio» y otras majaderías: la extrema izquierda enloquece con el coronavirus, en realidad contra todo lo que ocasione mal al pueblo.

Desde sus inicios, esta pandemia ha dado pie a diversas teorías de conspiración. El 14 de marzo ya abordé aquí algunas teorías curiosas lanzadas desde la extrema izquierda, que iban desde la “apología del contagio” hasta la atribución al coronavirus de efectos “beneficiosos para la crisis climática y ecológica”, pasando por los que culpan al capitalismo de una epidemia surgida en una dictadura comunista como es China. Por otra parte, hay que recordar que algunos medios de izquierdas se dedicaron a criticar el “alarmismo” en torno al coronavirus y lo compararon con una simple gripe. Las teorías conspirativas no se pararon ahí: en abril, desde el propio Gobierno de España se alimentó el bulo de una supuesta “organización criminal” cuyo fin era criticar su gestión, e incluso se llevó el asunto a la Fiscalía para darle más credibilidad.

La nefasta gestión, las mentiras y el atropello de libertades en España

Hay que decir que la propia gestión del Gobierno de Pedro Sánchez ha estimulado la aparición de esas teorías, aprovechando la pandemia para lesionar derechos fundamentales, engañando a los españoles con un inexistente “comité de expertos”, manipulando estadísticas para rebajar el número de muertos (en un burdo intento de disfrazar la incidencia real de la pandemia en España) y cambiando de discurso sobre la necesidad de las mascarillas, no por motivos sanitarios, sino porque el Gobierno no fue previsor y no había mascarillas, motivo por el cual prefirió decir inicialmente que no eran necesarias. Es escandaloso que después de tanta mentira, atropello, incompetencia e irresponsabilidad aún no haya dimitido nadie.

La manifestación contra las mascarillas en Madrid

La pésima gestión del Gobierno de Pedro Sánchez ha llevado a algunas personas a pensar que las mentiras y el intento de lesionar nuestros derechos no se limitaban a España, sino a todo el mundo, tal vez sin tener en cuenta que en otros países sí que ha habido una buena gestión por parte de sus gobiernos, y eso sin excluir a gobiernos de diverso signo (el ejecutivo conservador de Polonia y el socialista de Portugal han gestionado mucho mejor la crisis sanitaria que el español). Ayer tuvimos un ejemplo de ello: se convocó en Madrid una manifestación contra el uso de mascarillas. En esa convocatoria se dijeron muchas cosas con las que no estoy de acuerdo, como tildar de “farsa” la pandemia o decir que “el virus es el miedo”.

Lo que afirman los convocantes sobre la pandemia de coronavirus

Es difícil adivinar el signo político de esa convocatoria, si es que lo tiene. El convocante era un profesor valenciano de yoga, Fernando Vizcaíno, creador de un movimiento denominado “ReVelión en la granja” en cuya página de lbry.tv se indica que fue creado para “enfrentar la farsa de la pandemia del coronavirus creada por el nuevo orden mundial”. El 11 de agosto se publicó en esa página un vídeo anunciando la concentración de Madrid, que dice que estamos viviendo “un espectáculo creado por los poderes supranacionales de este mundo para inocular el pánico injustificado en los habitantes del planeta. Su finalidad, conseguir que acepten sumisamente la absoluta pérdida de todos sus derechos y libertades”. A continuación, y mostrando la imagen de una camiseta contra las vacunas y contra las redes 5G, el vídeo afirma: “Usaron un veneno que fue inoculado en las vacunas de la gripe, para hacernos creer en la existencia de un virus apocalíptico que no existe como tal”.

Unas afirmaciones sin ninguna base científica

Lo de que la vacuna de la gripe se usa para inocular un veneno es un bulo que lleva circulando varios años entre los activistas antivacunas. No tiene ninguna base científica. Los supuestos riesgos para la salud del 5G también son un mito sin base científica pero que ha circulado mucho por esos mismos ambientes del movimiento antivacunas. Para terminar, afirmar que el virus de la COVID-19 no existe ya no sólo es un bulo, sino que parece una broma de mal gusto. A estas alturas, y con la cantidad de muertos que llevamos con esta pandemia, decir que gobiernos de muy distinto signo se han puesto de acuerdo para engañar a toda la humanidad, empezando por los propios científicos y médicos, me parece una de las más absurdas teorías conspiranoicas que he visto hasta ahora.

Tengo amigos que han sufrido esta pandemia. Tengo amigos que trabajan en el sector sanitario. ¿Qué me quieren decir esos activistas antivacunas, que mis amigos son parte de una perversa conspiración para sojuzgarnos? No es la primera vez que me encuentro en la red a personas que afirman la existencia de truculentas conspiraciones que consideran archiprobadas, aunque en la práctica no sean capaces de ofrecer ni una sola prueba seria de su existencia. A menudo esas mismas personas sostienen teorías conspirativas sobre todo cuanto ocurre en el mundo.

En 2018 el convocante de la manifestación de ayer publicó un artículo en su web en el que daba su particular versión sobre los atentados del 11-S, afirmando que las Torres Gemelas de Nueva York se vinieron abajo por “una demolición controlada que solo pudo ser en una primera instancia orquestada y, en una segunda, encubierta, por los líderes del sistema socio-económico mundial”. El autor afirma que “en youtube encontrarán cientos de videos que les mostrarán innumerables evidencias de lo que sucedió realmente”. Por lo que a mí respecta, hasta ahora he visto muchos de esos vídeos sin encontrar en ellos ni una sola evidencia de la supuesta demolición de las Torres, sólo muchas especulaciones y afirmaciones sin pruebas.

¿A quiénes hemos de creer?

Curiosamente, en ese mismo artículo se pedía lo siguiente: “No creer en absolutamente nada de lo que se diga en los medios de comunicación al respecto de nada”. Por lo visto, ya no se trata sólo de no creer cosas que se digan sin ningún fundamento: tampoco cosas que estén probadas científicamente. Sin embargo, este mismo personaje que nos anima a no creernos nada que leamos en los medios, al mismo tiempo quiere que creamos que existe una enorme conspiración planetaria para hacernos creer en un virus que según él no existe, aunque haya matado a multitud de personas, y nos tenemos que creer también que están metiendo veneno en las vacunas de la gripe, aunque no haya ninguna prueba de que sea así. Así pues, se da una curiosa paradoja: unos personajes que afirman la existencia de engaños masivos están intentando convencer a otros de afirmaciones falsas y sin base científica.

No deja de ser curioso que los conspiranoicos siempre nos animen a ser críticos con lo que leemos en los grandes medios -lo cual me parece muy bien-, y al mismo tiempo se traguen de forma totalmente acrítica colosales patrañas como las que han motivado la manifestación de ayer. Y el caso es que, como ya dije hace unos días, creo que sí que hay conspiraciones, pero la creencia de que todo es una conspiración anima a cualquier persona sensata a pensar que entonces nada lo es. Con esos rollos conspiranoicos, lo único que consiguen algunos es que pasen desapercibidas las auténticas conspiraciones, al quedar tapadas por un montón de especulaciones y patrañas que merecen ser calificadas como desinformación. Lo peor es que fomentan actitudes gravemente irresponsables, como no usar mascarillas en medio de una pandemia -lo que puede exponer a personas vulnerables a contagios- o incluso rechazar vacunas que pueden salvar la vida de muchas personas. Eso sí que es un engaño peligroso.

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