Las instituciones económicas nacionales
e internacionales son las responsables de que unos países sean ricos y otros
pobres. Dichas instituciones incentivan
la inversión a la innovación y proporcionan igualdad de condiciones, de modo
que la mayoría de la población puede desplegar su talento. Estas condiciones
generan prosperidad. Sin embargo, algunas sociedades se rigen por instituciones
extractivas inclusivas: crean derechos de propiedad volátiles, no permiten los contratos,
desaniman la innovación y la incorporación de tecnología y, lo que es más
importante, generan normas que benefician a un pequeño segmento de la sociedad,
llegando incluso a obligar a la gente a trabajar por sueldos muy bajos o
impedir el acceso a determinadas ocupaciones. A estas instituciones las
llamamos extractivas porque están diseñadas para extraer recursos de la mayor
parte de la población".

La pobreza genera el descontento que se
ha traducido en las primaveras árabes y el derrocamiento de sistemas
autoritarios en Irak, Egipto, Libia Túnez, Siria y otros menores, son algunos de los regímenes más extractivos del mundo. Las
revueltas abren esperanzas de crecimiento para la región, pero el proceso es
traicionero: otras revoluciones llegaron al poder prometiendo cambios y
acabaron en otro régimen similar –casi todas-, solo que con otros
irresponsables al frente. Esto se debe a la propia naturaleza de las
instituciones generan vicios ocultos. Las buenas instituciones son aquellas que
limitan el poder e impiden este tipo de comportamiento, solo cuando se puede
.
China es una bomba de relojería, a pesar
de haberse convertido en el motor de la economía mundial en tiempos de
crisis. China puede continuar creciendo a corto plazo,
pero entrar en la siguiente etapa, generar auténtica innovación, le será mucho
más difícil si no crea un entorno que recompense a quien cuestiona los
intereses, las tecnologías, las empresas y la autoridad vigentes. Cuestión esta
que, de momento, ni está ni se le espera.
La Unión Europea ha creado un mercado
único con instituciones razonables, y dispone de un capital humano y un
potencial innovador tremendos. Aunque países como España e Italia, mucho me
temo que contrarresten dicho potencial e incluso le ahoguen.
La brutal dependencia del petróleo es
otro de los problemas que acechan a la economía a corto y medio plazo. El
desarrollo de las energías alternativas limpias no ha alcanzado, de momento, un
nivel que les permita competir con los hidrocarburos.
Comentarios