EL FMI advierte que España está en bancarrota, los números que la Ministra Calviño ha presentado son intencionadamente falsos.



España jugando a buscar el político que más daño nos haga y el FMI advierte que la economía mundial muestra síntomas de una crisis con toda seguridad más “cruel” que la anterior. A España que aún no había sanado del golpe anterior, le anotan como la madre de la crisis venidera. Ningún grupo inversor confía en nosotros y la gratuidad del voto hace que los votantes busquen quien más daño nos haga.  

La institución financiera se esfuerza en aclarar que no se deben activar las alarmas porque, entre otras cosas, no se vislumbra en el horizonte una recesión con la única excepción de España. Pero no evita señalar una serie de vulnerabilidades que pueden agravar una que ya no es un fantasma sino una realidad. Las previsiones y los avisos del FMI para nuestro país son de pasar necesidades. Por una parte, confirma los temores existentes y recorta el crecimiento para este año, rebajándolo una décima. Una pérdida de dinamismo económico que tendrá su impacto negativo en el mercado laboral, pues la creación de empleo se detendrá cuando aún no hemos llegado a los datos de ocupación previos a la crisis. Y ello pese a que el Gobierno ha abierto sin freno el grifo del gasto público para sacar adelante una oferta de empleo de proporciones desmesuradas, una de las medidas electoralistas aprobadas por el gabinete de Pedro Sánchez que no contribuirá en modo alguno a atajar otro de los grandes problemas advertidos por el FMI: el agujero en las cuentas públicas.

España va a ser incapaz de recortar su déficit público de manera significativa el año que viene, lo que provocará un desequilibro presupuestario mayor. La previsión para 2019 se aleja enormemente del 1,3% que se envió a Bruselas y lo coloca en el 2,3%. Aun así es más optimista que el Banco de España, para quien el déficit alcanzará el 2,5%. Donde se muestra más pesimista es en el futuro más cercano: el FMI admite que la situación solo empeorará y que el déficit entrará en una peligrosa senda ascendente que lo elevará hasta el 2,8% del PIB en cinco años. Este posible escenario es la consecuencia de no aprovechar el ciclo ascendente de la economía para continuar la senda reformista. Lamentaremos la oportunidad perdida de profundizar en la reforma laboral, así como la ruptura sectaria del Pacto de Toledo tras años limando un plan sostenible para el sistema de pensiones. En vez de trabajar en ambas urgencias, el Gobierno se ha encomendado a los viernes electorales, contribuyendo con imprudencia al endeudamiento.

Haciendo caso omiso de la realidad, la ministra, Nadia Calviño  desmintió tan severos avisos. La otrora defensora de las previsiones de los organismos nacionales e internacionales relativizó e incluso desmintió al FMI. Prueba de cómo el afán de supervivencia de Sánchez se ha extendido a todo su Gobierno hasta el punto de negar lo evidente y sus principios. Aunque al PSOE no le convenga, la economía debe estar en el centro del debate electoral. Es una irresponsabilidad ocultar a la ciudadanía la realidad y una obligación de los partidos ofrecerle soluciones viables.

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