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Diane von Furstenberg en su primer desfile de moda en 1974, en el Hotel Pierre de Nueva York
Ann Phillips, vía DVF Archives
Ahora que la Semana de la Moda de Nueva York se acerca a su año número 75 (los primeros desfiles oficiales, encabezados por la Semana de la Prensa, se presentaron en 1943), con 151 desfiles repartidos a lo largo de nueve días, muchos diseñadores están cuestionando el futuro de esta reunión semestral. “Estamos cerca del fin de una era”, dijo la diseñadora Diane von Furstenberg en una entrevista reciente. “Pero no hay nada nostálgico al respecto. El futuro será más emocionante”.
El futuro podrá ser emocionante, pero para muchos en la industria el pasado debe saborearse y celebrarse. Aquí, una multitud de eminencias de la moda reflexionan sobre sus experiencias; las buenas, las malas, las extrañas y las que por siempre serán memorables.
La dichosa ignorancia de la juventud
DIANE VON FURSTENBERG
Pasé por mi primera semana de la moda sin siquiera darme cuenta. Debió ser 1973 y estábamos en el Pierre Hotel. Aún conservo una foto de ese entonces en la que estoy vestida con uno de mis vestidos cruzados, el de serpientes. Estaba con Jerry Hall y mis hijos. Eran muy pequeños.
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Carolina Herrera, a la derecha, con una modelo en su pasarela de otoño en 1981
John Bright
CAROLINA HERRERA
Mi primer desfile fue en 1981, en el Metropolitan Club en Manhattan. Había una banda en vivo que tocaba música de Cole Porter y todo Nueva York estaba ahí: Diana Vreeland y C. Z. Guest conversando con Nan Kempner, Jerry Zipkin, Consuelo y Rudi Crespi. Bianca Jagger y Steve Rubell estaban ahí. Al principio no dejaron que Steve entrara porque no llevaba corbata, así que fue a Bergdorf Goodman, que quedaba al otro lado de la calle, compró una y regresó.
MICHAEL KORS
Mi primer desfile, en el otoño de 1984, fue en la Tower Gallery en la Calle 18 y la Sexta Avenida, donde ahora está Bed Bath & Beyond. El día de la pasarela, entré a la galería, las obras de arte estaban ahí y los muros eran color azul rey. Ese azul me provocó literalmente un colapso nervioso. Le pregunté al propietario de la galería si podíamos quitar los cuadros, pintar de blanco la galería y volver a colgar los cuadros la mañana posterior al desfile. Él dijo que sí, pero nadie me dijo que el olor de la pintura básicamente podría asfixiar a la audiencia.
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Michael Kors al final de su desfile de primavera en 1985
Tony Palmieri
DONNA KARAN
Era 1974 y yo acababa de enterarme que Anne Klein había muerto [Donna Karan y Louis Dell’Olio eran los diseñadores de Anne Klein]. Nadie había querido decirme lo enferma que estaba. Estaba furiosa, pero en aquellos días la gente no hablaba sobre el cáncer. Mi hija nació la misma semana. Estaba en el hospital y me llamaron: “¿Cuándo regresarás al trabajo?”. Yo respondí: “¿Te gustaría saber si tuve un niño o una niña?”.
ZAC POSEN
En febrero de 2002, cuando presenté mi primera colección, hice el ensayo del desfile en la sala de mis padres. Había creado la colección con poco capital inicial que me prestaron mis amigos y mi familia y los ahorros del puesto de limonada que había comenzado de niño en la calle Spring.
ALEXANDER WANG
Nuestro primer desfile, para el otoño de 2007, fue en una bodega en el barrio de Chelsea. Entre bastidores todo era caos. Recuerdo que nuestro director enloqueció porque todos los modelos y vestuaristas (que también eran mis mejores amigos) estaban comiendo pizza grasosa, y el director decía: “¿Dónde está Alex?”. Yo estaba ahí comiendo pizza también. Supongo que no tenía experiencia.
JOSEPH ALTUZARRA
La primera vez que hice una presentación en la Semana de la Moda en Nueva York fue en el otoño de 2009. Teníamos 3000 dólares para toda la producción. Encontramos una pequeña galería de arte en Chelsea y llegamos a un acuerdo. Le pagaríamos al propietario un poco de dinero y también le daríamos un vestido a su asistente. Entre bastidores todo era pequeño, más como un almacén con baño. Teníamos cerca de 15 modelos y 19 atuendos. Mi mamá hizo galletas para las modelos.
LAURA MULLEAVY (De Rodarte)
Tuvimos nuestro primer show de pasarela en el otoño de 2006, en el Ukrainian Institute en la calle 79 y la Quinta Avenida. Fue muy difícil hacer que la gente viniera y saliera de las locaciones donde la mayoría de los shows se estaban presentando. Pero como éramos de California, no sabíamos eso. En realidad no conocíamos la ciudad. Y no sabíamos cómo hacer un show. Sentíamos que estábamos en un abismo.
DONNA KARAN
El momento decisivo llegó en 1985, cuando me fui de Anne Klein. En ese entonces les dije a mis jefes: “Quiero crear una empresa pequeña”. Las mujeres de aquellos años usaban camisas y pequeñas corbatas en la oficina. Yo me preguntaba: “¿Dónde está la sexualidad? ¿Dónde está la comodidad? ¿Dónde está la ropa que se puede usar de día y de noche? ¿Cómo se viaja con tu guardarropa en un bolso?”. Y así es como se me ocurrió el concepto de Seven Easy Pieces (siete piezas fáciles).
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Donna Karan, a la derecha, con una modelo durante una sesión fotográfica en 1986 en Nueva York
Sara Krulwich/ The New York Times
MICHAEL KORS
El estilista en ese primer show era un amigo mío que jamás había hecho una pasarela. No tenía idea que había algo llamado prueba de peinado y maquillaje. Le dio a cada modelo un look totalmente distinto. Nada era uniforme. Pero esas chicas —Iman, Dianne deWitt y Mounia— ayudaron mucho.
JOSEPH ALTUZARRA
Solo teníamos seis pares de zapatos para las modelos, así que cuando la primera chica regresaba, le dábamos los zapatos a la siguiente. Si esa chica tenía una talla distinta, rellenábamos los zapatos con pañuelos. Nos pasamos toda la presentación de rodillas.
MICHAEL KORS
Ese día, entre bastidores, todo fue una locura. Traje tres pares de zapatos bajos Maud Frizon de Barneys y tres pares de tacones altos Charles Jourdan de Bergdorf Goodman. Eso fue todo. Rotábamos esos seis pares de zapatos durante todo el show. Debíamos esperar hasta que una chica saliera de la pasarela, se quitara los zapatos y pudiéramos ponérselos a la siguiente chica.
JOSEPH ALTUZARRA
No teníamos iluminación ni sonido ni calefacción. Básicamente, estaba con mi estilista y un amigo, un fotógrafo que llegó dos horas antes del show y me ayudó a conectar una luz para que siguiera a las modelos por toda la pasarela. Tocamos música con una radiocasetera portátil.
MICHAEL KORS
En ese entonces no había videocámaras, así que te quedabas tras bastidores y no podías ver a la audiencia. Pero podía escuchar los aplausos después de cada salida. Después supe que Polly Mellen, una editora en Vogue, siempre era la que rompía el silencio con sus aplausos.
ALEXANDER WANG
Después las personas enloquecían; aplaudían, vitoreaban e incluso arrojaban cosas al aire. Parecía un partido de fútbol.
JOSEPH ALTUZARRA
Al final salí y vi que todos estaban de pie… nadie estaba sentado. Fue un momento muy dulce.
MICHAEL KORS
En aquellos días, yo salía a la pasarela cuando acababa el show, acompañado de los modelos. La audiencia enloquecía y las chicas que me acompañaban me gritaban felicitaciones, sonreían y aplaudían. Ahora es difícil que la gente en realidad esté presente en el show. Están muy ocupados viendo sus iPhones.
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La evolución de las pasarelas de Nueva York
William N. Jacobellis/NYP Holdings, Inc., vía Getty Images
Amigos célebres
ANNA SUI
Era febrero de 1991. Era el momento de las supermodelos. Naomi y Linda, y todos mis amigos me ayudaron. El fotógrafo Steven [Meisel] y el estilista Paul [Cavaco] me impulsaron durante todo el proceso. En el show, André [Leon Talley] estuvo hablando todo el tiempo; hacía comentarios acerca de los atuendos y las chicas. Todo pasó muy rápido. Lo recuerdo como si fuera un sueño. Al final, recuerdo haber hecho contacto visual con Paul y los dos empezamos a llorar.
THAKOON PANICHGUL
Para mi primera presentación, la colección de primavera 2005, llegamos a un estudio fotográfico en la Calle 18 en West Chelsea. El lugar era pequeño y el horario no era ideal. Me preocupaba que nadie llegara. Pero Julie Gilhart, quien era el director de moda en Barneys, había estado diciéndoles a todos: “Tienen que ver el trabajo de Thakoon”, y Sally Singer escribió unos párrafos en Vogue. Sí captamos mucha atención.
CAROLINA HERRERA
Bill Blass me ayudó a encontrar modelos grandiosas: Iman, Alva Chinn, Dianne deWitt. El show fue muy glamuroso, pero en los ochenta todo se trataba de mujeres elegantes que no temían que las consideraran elegantes.
JASON WU 
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En septiembre de 2008, presentamos nuestra colección de primavera. Estuvimos en el exterior de una galería llamada Exit Art. Fue la primera vez que Anna Wintour vino al show. El equipo de Michelle Obama me contactó. Eso fue antes de que se convirtiera en primera dama. Le hice tres piezas y las usó todas. Una era un vestido de algodón y lino bordado con pequeños puntos negros. Lo usó en el Día de Gracias durante una entrevista con Barbara Walters. Eso me pareció grandioso.
RALPH LAUREN
Recuerdo que Bill Blass, Oscar de la Renta y John Weitz me invitaron a principios de los setenta a un show con ellos en el evento de moda de Eleanor Lambert para la prensa que no era de la ciudad. Yo estaba haciendo ropa de hombre y creo que comenzaba a hacer ropa de mujer. Era muy joven. Mi show fue un éxito. Después, Bill volteó a ver a Oscar y le dijo: “Si quieres que te noten, jamás invites perros ni niños”. Yo era el niño.
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