Platón tiene un modo de
plasmar sus obras que se caracteriza por el estilo del diálogo, todo sucede en
reuniones donde el personaje principal que suele ser Sócrates presenta a los
demás, dentro de un debate o una conversación, su posición acerca del tema de
discusión. Para ser lo más imparciales posible describiremos en este artículo
las cinco posiciones que se plantean en relación al tema del amor tratado en el
diálogo del Banquete de Platón, también llamado a veces el Simposio.
En el Banquete, o del
amor, Platón hace conversar a varios comensales entre los que se encuentran
Pausanias, Fedro, Erixímaco, Aristófanes y Sócrates: expondremos los puntos
importantes de cada una de sus intervenciones en relación al amor y la estética,
es decir la belleza, analizando los discursos que representa cada uno de los
personajes a grandes rasgos. (Para quien desee ver la posición Platónica, ésta
se encuentra al final en el discurso de Sócrates)
Empecemos por Erixímaco
quien es médico y representa el discurso naturalista tiene en cuenta al amor
(Eros en griego, tiene carácter de divinidad) sosteniéndolo como el principio
del devenir de todo el mundo físico, es decir como un poder generador, potencia
creadora de aquel amor primigenio que con su ritmo periódico de llenado y
vaciado lo penetra y lo anima todo. Si bien Erixímaco acepta que existe un
juicio moral que se puede realizar en el campo del amor, de lo bueno y lo malo,
lo sano y lo enfermo, cree que la salud es la mezcla acertada de los contrarios
en la naturaleza.
Por otro lado se
encuentra Fedro que se vale de los recursos sofísticos para realizar un
discurso acerca de Eros. Fedro se ocupa de dar una genealogía mítica de Eros
como el más antiguo de todos los dioses tomando como fuente a Hesíodo y otros
poetas ocupados en las teogonías. Para él, el amor es el sugeridor del afán de
honor, además de engendrar la virtud (areté en griego) que permite la
existencia a la amistad, la comunidad y el estado, justificando por el lado
moral el rol del amor a nivel antropológico, pero sin entrar en el tema de sus
distintas formas y sin captar tampoco su esencia.
Luego de Fedro vemos el
discurso de Pausanias, quien intenta formular concretamente las formas y la
esencia del amor, siendo divisible en dos modos diferentes, uno el eros vulgar
o vil, que es repudiable moralmente ya que tiende a la mera satisfacción de los
apetitos sexuales, y el otro un eros elevado o noble, de origen divino, que
tiene como motor el bien verdadero y la perfección del ser amado. En esta
última forma eros es una fuerza educadora, ayudando al amigo y al amado a
desarrollar su persona.
El desarrollo de
Aristófanes se desenvuelve en un discurso posicionado desde la poesía y con gran
elocuencia. Su abordaje de eros lo plantea surgiendo ante el anhelo metafísico
del hombre por una totalidad del ser que se vuelve inaccesible para cualquier
individuo. Por este motivo, el discurso de Aristófanes recurre a una recreación
de un momento mítico en que los humanos se encontraban completos siendo tres
los tipos de personas, totalmente masculinos, totalmente femeninos y mitad
femenino, mitad masculino: el andrógino. Tras la división de los hombres en
mitades por parte de Zeus, cada persona anhela y desea encontrar a su mitad
para volver a sentir la plenitud, vislumbrándose en esta posición mítica las
posibilidades de orientación sexual en relación a las mitades a las que
perteneciera cada humano.
Por último encontramos
la exposición de Sócrates, donde se apela a una conversación antigua que
Sócrates mantiene con una mujer llamada Diotima, quien devela al filósofo la
naturaleza del amor. En este diálogo, Sócrates establece en relación al ascenso
dialéctico que se produce en la teoría platónica a través del paradigma de la
línea un escalafón semejante de pasos que atraviesa el amor. En primer lugar
esclarece que el eros se sitúa entre lo bello y lo feo, que es un dáimon (una
especie de ser semidivino) que está entre la mortalidad y la inmortalidad. En
este relato, eros es nacido de los dáimons Poros y Penía, el primero simboliza
la oportunidad y la segunda la carencia y la pobreza. Según narra Sócrates en
el diálogo con Diotima, Eros hereda las cualidades de Penía, siendo carente y
buscando aquello que se desea y no se tiene.
Así, Sócrates plantea
cuatro pasos del amor hacia llegar al amor virtuoso. En primer lugar se ama un
cuerpo bello, sin embargo, al tiempo aparece la decepción, que posibilita un
ascenso hacia el amor por la belleza de los cuerpos, nuevamente se llega a un
nuevo amor, esta vez por un alma bella, que finalmente desemboca en el amor por
las bellas ideas que el alma contempla, es decir que se aman las ideas en sí y
éstas son contempladas por el alma. Vemos como, siempre es necesaria la decepción
para pasar a un estado superior de amor, llegando finalmente al estado del amor
virtuoso que se orienta hacia las bellas ideas.
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