La independencia de Cataluña y la inminente intervención militar ¿A qué juegan los soplagaitas?

Blog de Juan Pardo

Prueba de la definitiva inmadurez política de la España contemporánea es ese sesgo tan suyo que siempre la lleva a asociar el radicalismo extremista con la inteligencia. Ocurrió con ETA, una cuadrilla de rústicos asilvestrados que llegaría a ser tenida por muy sofisticado híbrido entre Maquiavelo, Metternich y Talleyrand. De igual pasa con los líderes catalanistas, objeto secular de secreta admiración por el Madrid más provincial. Cómo entender, si no, el embelesado papanatismo que suscitó durante lustros una figura tan menor como la de Jordi Pujol padre entre las elites mesetarias. O el consternado respeto que igual despierta Artur Mas, otra medianía local tomada por poco menos que la viva reencarnación de Bismarck. Que Mas no va muy allá, sin embargo, lo demuestra su última metedura de pata estratégica, esa Agencia Tributaria de Cataluña que ha presentado a bombo y platillo como la guinda financiera del proceso de construcción nacional.

Y es que su ficción de Hacienda soberana, su aldea Potemkin de los impuestos, ilustra justamente lo contrario de cuanto quiere dar a entender con ella, esto es, la absoluta impotencia de la Generalitat para constituirse en un Estado-nación. Si aún quedara alguna duda sobre la imposibilidad de que Cataluña se separe del resto de España, la inanidad fáctica de su Agencia acabará, sin duda, de despejarla. Ocurre que detrás de toda esa charlatanería rimbombante no hay nada. La Agencia Tributaria Catalana es un carísimo cascarón vacío. Lo desconoce todo sobre la información fiscal de los siete millones y medio de catalanes. E igual lo ignora todo sobre las miles de empresas residentes en su territorio. Artur Mas es un ciego con una pistola.

En el supuesto caso de que se cumpliesen las pretensiones políticas de Mas, Junqueras y su banda de advenedizos que lo son, Cataluña  Llegado, no dispondría del control efectivo de las fronteras, lo que la convertiría a Cataluña en un paraíso del contrabando y paso de la droga a Europa –el Edén del crimen organizado- No sabría ni a quién cobrar los impuestos, ni cuánto dinero reclamar a cada contribuyente individual. Tampoco dispondría de un cuerpo experimentado de altos funcionarios del máximo nivel técnico, algo que únicamente se logra con el rodaje de los años, que garantizase el cumplimiento efectivo de las normas tributarias. En esas condiciones de extrema precariedad documental, una declaración unilateral de independencia equivaldría a una amnistía fiscal extensible al conjunto de los ciudadanos catalanes. Por tanto, el escondite catalán quebraría al día siguiente de su proclamación. 

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Ahora, de nuevo, otra vez la independencia de Cataluña vuelve a fastidiar por dejadez del Gobierno central.  Artur Mas y Junqueras, con la colaboración necesaria de las organizaciones separatistas Omnium Cultural y Asamblea Nacional Catalana, han montado un teatro que consta de los siguientes actos: primero, la confección de una candidatura que quiere ser un frente independentista; segundo, la consideración de las elecciones del 27S como un plebiscito que tenga el valor del referendo que no han podido celebrar; tercero, elaborar una ley con los mecanismos de desconexión del Estado español; y cuarto, esperar que el Estado español sea tonto y deje alegremente proclamar el Estado catalán.

Es evidente que una hoja de ruta planteada así (procuramos colarle goles al Estado, dijo el señor Junqueras) tiene un futuro perfectamente descriptible; quizá el anunciado también ayer por Rajoy: "No va a haber independencia de Cataluña". Da la impresión de que quienes pensaron, negociaron y acordaron ese proyecto, se portaron como unos colegiales reunidos en el recreo para montar una gran gamberrada. Y la van a montar, con el inconveniente de que manejan explosivos. Si ellos creen que crear un Estado desgajándolo de otro es tan fácil como lo describen, es que son más inocentes que un cubo. Pero si no lo creen, es que tratan de engañar a la sociedad.

En algún momento pensé que Cataluña se estaba despidiendo. Creo que las razones para ese temor siguen vigentes, porque, con la excepción del Rey Felipe VI, no hemos visto que se tendieran puentes con una comunidad autónoma con motivos para el desencuentro. El Estado español, con todo su poderío, ha sido incapaz de crear un relato sugestivo de la unidad nacional y ha permitido que el relato de la ruptura sea dominante. Y, para cerrar ese marco de impotencias, los partidos que defienden la unidad de España en Cataluña están empezando a ser testimoniales. Si el PP no existiera en Cataluña, su influencia sería parecida a la actual.


En cambio, ahora, esa extraña lista de concentración no hace otra cosa que demostrar las debilidades de sus componentes: el partido de Mas quiere camuflar en ella su pérdida de votos y el de Junqueras quiere ocultar que no crece. Podrán ganar las elecciones, y es probable que lo hagan, pero la ruptura de una nación no se decreta desde una simple mayoría. Y en cuanto a la ley de transición, será anulada al minuto siguiente de ser aprobada. Estoy empezando a creer que, si se quiere el fracaso de la aventura separatista, lo inteligente es dejar que los propios separatistas la gestionen. Lo que ocurre es que incordian mucho. Y están siendo los grandes enemigos de la estabilidad teledirigida.

Comentarios

  1. Estimado Juan, quede claro en primer término que mi estima viene dada por tu inmensa capacidad de generar nuevos independentistas de entre los indecisos, merced a dos de tus más excelsas cualidades: una prepotente y soberbia verborrea así como la más amplia y difusa incapacidad de comprensión, digna tan solo de los más ignorantes seres monolingües mesetarios del género humano.
    Doy gracias a tu Dios porque hoy, en pleno siglo XXI, cómo pasa el tiempo!, tanto tu despiadada e ignorante visión de lo que por aquí acontece, como mi humilde réplica, quedarán, por siempre, en las hemerotecas digitales repartidas por doquier.
    Y doy gracias porque viendo lo que a diario veo, viviendo lo que cotidianamente vivo y escuchando lo que minuto tras minuto escucho, (y no tan solo en la lengua Cervantes) estoy convencido de que más pronto que tarde, te arrepentirás de haber arremetido con tanta desconsideración, hacia los componentes de una Civilización, que posee no tan solo más quinquenios de antigüedad que tu patria, sinó también unos valores, éticos, morales y de otra índole, que tardaréis en equiparar, viendo el talante que se gasta por las Españas, en contra, por defecto, de todo aquello que no suene a Castilla. La cuenta atrás no se detiene, vosotros mismos accionásteis el cronómetro.
    Cómo pasa el tiempo...!!!

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  2. Estimado Juliá, te deseo una larga vida, pero para tu desgracia morirás siendo ESPAÑOL.
    atentamente.
    Carlos Santaló

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  3. Querido Julio:
    jajajajaja jajajajajaa jajajajajajaaj ajajajajajajaj ajajajajajajajajaajajajajajajajaj
    jajajajaja jajajajajajajjajajajajajaj
    joder como duelen los abdominales con tanta risa.

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  4. cuanto independenc..... pocos cogen una hazada porque en la sangre llevan rabia, martirio,
    falta de estima, escrupulos y cojones para currar...ja.... de bombazos aprendeis,ignorantes hasta la medula. cataluña es del planeta no vuestra,ni la segregareis,ni la secuestrareis.
    haceros pasar por un buen especialista independc racistas...ja.........

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