Luis de Guindos debe comparecer lo antes posible y explicar los extraños movimientos del Banco de Santander y su aseguradora, LÍNEA DIRECTA.
Es curioso, Zapatero salvó a Botín de la quiebra (2009/10/11)
avalando un préstamo al Banco de Santander de 81.000 ante el BCE y Botín se
hizo cargo de toda la deuda del PSOE.
Los extraños movimiento de Larry Fink, Blackrock con su posición en el Banco Popular
sorprende a propios y extraños. El que es el mayor accionista del Santander se
desprendió de la totalidad de los títulos del Popular, pero mantuvo su posición
en la deuda pese a los desplomes que registraba y las continuas bajadas del
rating que realizaban distintas agencias de calificación, profundizando al bono
basura.
Con la venta de acciones el mercado se hizo la seria
pregunta sobre si el mayor accionista del Santander tenía información
privilegiada. Y es que, ninguno de los otros grandes fondos con posiciones en
Popular, algunos de ellos vinculados con accionistas de referencia como Pimco,
no realizaron ninguna operación de venta.
Blackrock soportó importantes pérdidas en las acciones del
Popular, cuyo desplome en poco más de un mes alcanzaban el 40%. Este fondo se
desentendió del valor justo antes de caer, pero choca que sólo lo hiciera con
las acciones, donde pudo recuperar cerca de 100 millones.
En la liquidación del Popular se estableció un doble baremo
para la deuda. Los bonistas de deuda de mayor riesgo, como los cocos o
subordinada, perderían toda su inversión, mientras que los titulares de deuda
sénior no se verían afectados, ya que el Santander se hacía cargo de la misma.
En este aspecto, Blackrock, junto a Santander Asset Management y Trea Capital
no se vieron afectados.
De esta forma, los acreedores de deuda por valor de 662
millones de euros no verán perdida su inversión. El Popular tiene dos tramos
con vencimientos a 2018 y 2020, con tipos del 0,625% y 2%. El precio de estos
bonos se desplomaron antes de la caída del Popular, hasta un 90% de su valor,
pero han recuperado terreno en los mercados secundarios, reduciendo
drásticamente los intereses. De hecho, los precios se disparan un 16% y un 7,6%
desde los mínimos.
Estos tenedores no tuvieron miedo a mantener la deuda, pese
al miedo a un posible rescate que habría dejado a los bonistas sin opción
alguna, pero no todos salieron sorprendentemente perjudicados, lo que eleva las
dudas sobre si hubo información privilegiada al respecto.
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